Behind the Frame

Hermoso, emotivo… y desesperantemente lento. Una historia cautivadora atrapada en la pausa.

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1/30/20253 min leer

Hay juegos que te atrapan con su belleza, otros con su historia y algunos con su jugabilidad. Behind the Frame intenta combinarlo todo en una experiencia breve pero emotiva. Tenía muchas ganas de jugarlo y, tras haberlo hecho en directo, puedo decir que es una pequeña joya… con un gran PERO.

Una estética de ensueño

Lo primero que llama la atención de Behind the Frame es su apartado artístico. Con una estética que recuerda a Studio Ghibli (sin serlo), el juego nos sumerge en un mundo pintado con acuarelas digitales y animaciones fluidas. Cada escena es un cuadro en movimiento, con personajes entrañables y un diseño visual que invita a quedarse mirando cada detalle.

La música, además, acompaña a la perfección. Suavemente melancólica y envolvente, es de esas bandas sonoras que podrías dejar de fondo mientras trabajas o te relajas. Todo esto contribuye a crear una atmósfera cálida y nostálgica que se siente como una carta de amor al arte y la creatividad.

Una historia que toca el corazón

No quiero destripar demasiado la trama porque Behind the Frame es un juego que se disfruta más sin saber mucho de antemano. Lo que sí diré es que su historia está llena de emoción, con momentos que realmente te llegan. Es de esos relatos que se sienten personales, como si el juego estuviera hablando directamente contigo.

Eso sí, es un juego muy corto. En poco más de una hora puedes completarlo sin prisas. Pero cuando algo es tan bonito y está tan bien construido, a veces lo breve también puede ser intenso.

El gran problema: las esperas eternas

Y aquí es donde Behind the Frame se tropieza con su propio pincel. Hay un problema que empaña la experiencia: las esperas.

El juego tiene muchas secuencias en las que debes hacer clic en elementos para avanzar en la historia. No hay voces grabadas, por lo que el ritmo de lectura depende de ti… o al menos debería. Pero no.

Después de cada clic, hay una pausa absurdamente larga antes de que puedas hacer algo más. Como si el juego estuviera esperando a un narrador invisible que lee lentísimo. ¿Cuánto tiempo hablamos? Suficiente como para hacerte dudar de si el juego se ha crasheado. En una ocasión, incluso salí al menú pensando que algo había fallado. Pero no, es así por diseño.

Esto rompe la inmersión y frustra, sobre todo al principio, cuando lo único que quieres es sumergirte en la historia. Y es una pena, porque el juego tiene muchísimo potencial.

Behind the Frame es una experiencia hermosa, con una estética cautivadora, una historia conmovedora y una banda sonora deliciosa. Sin embargo, su problema con las pausas y la falta de fluidez en la interacción hacen que, en lugar de ser una experiencia envolvente, a veces se sienta como una prueba de paciencia.

Si te gustan los juegos narrativos y el arte, sigue siendo una recomendación. Solo prepárate para tener algo de paciencia entre clics.

Y tú, ¿te animarías a probarlo o las pausas te echarían para atrás?

Después de cada clic, hay una pausa absurdamente larga antes de que puedas hacer algo más. Como si el juego estuviera esperando a un narrador invisible que

lee lentísimo. ¿Cuánto tiempo hablamos? Suficiente como para hacerte dudar de si el juego se ha crasheado. En una ocasión, incluso salí al menú pensando que algo había fallado. Pero no, es así por diseño.

Esto rompe la inmersión y frustra, sobre todo al principio, cuando lo único que quieres es sumergirte en la historia. Y es una pena, porque el juego tiene muchísimo potencial.

fluidez en la interacción hacen que, en lugar de ser una experiencia envolvente, a veces se sienta como una prueba de paciencia.

Behind the Frame es una experiencia hermosa, con una estética cautivadora, una historia conmovedora y una banda sonora deliciosa. Sin embargo, su problema con las pausas y la falta de

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