Cerrando un capítulo especial: Adiós Madrid

Primero que nada, disculpad la tardanza en traeros esta entrada. Quería tomarme mi tiempo para procesar y encontrar las palabras adecuadas para contaros estos dos últimos días en Madrid, tan intensos como emotivos.

Un domingo de encuentros especiales

El domingo comenzó con algunos imprevistos que nos hicieron perder los primeros eventos de la Gamergy. Sin embargo, no todo estaba perdido porque el día tenía algo muy especial reservado: ¡por fin conocer a Albertillo! Como no podía ser de otra forma, esta persona tan querida y especial tenía su huequito en nuestro viaje. Pasamos el rato tomando algo, comiendo juntos y charlando. Ojalá haber podido dedicar todavía más tiempo para él, pero prometo compensarlo.

El plan inicial era despedirnos de NoHayTarta en la estación, ir a la Gamergy a ver a Elesky y luego acompañar a Sleepy a la estación. Pero, cuando estás tan a gusto, el tiempo parece detenerse, y nos dejamos llevar por las horas compartidas con Albertillo. Finalmente, nos vimos apuradas recogiendo las maletas y corriendo a la estación para despedirnos de mi bombonsita Sleepy. Qué desastre, pero qué risas.

Desde aquí, NoHayTarta, siento muchísimo no haber podido verte como se debía. Prometo ir pronto a Barcelona para conocerte todavía mejor y con más calma, y compensarlo con creces. ¡PalabritAJ!

Cena, risas y frío en Vallecas

Después de despedirnos de Sleepy, nos dirigimos a casa de Ivi para dejar mis maletas. ¿Vive en Vallecas? Sí, pero en la zona pija, como no podía ser de otra forma. Eso sí, yo no llevaba guantes… y bien que me arrepentí de no haberlos llevado. ¡Qué frío hacía!

Decidimos salir a cenar algo rico y, por fin, pude invitar yo sin que hubiera ningún drama. Era tarde, estábamos agotadas y el frío calaba hasta los huesos, así que volvimos a casa para relajarnos.

Y como ya es costumbre, terminamos el día con nuestra ya acostumbrada llamadita grupal de Discord antes de caer rendida en la cama.

Último día en Madrid: tatuajes y despedidas

El lunes amaneció tan frío que creo que se me congeló el alma, pero había que ponerse en marcha. Me puse la chaqueta, el gorro y salí a la calle cargando mi equipaje. Este sería mi último día en Madrid y también el momento de conocer a las últimas dos personitas. Sé que me dejé a mucha gente por ver, pero el tiempo no daba para más. Volveré para ver a todos los que faltaron.

La noche anterior, se me ocurrió la idea loca de hacerme un tatuaje. Aunque inicialmente descarté el pensamiento, no podía sacármelo de la cabeza. Así que, en lugar de pasear tranquilamente por el centro y tomar algo antes de mi tren, decidimos buscar un estudio de tatuajes.

Qué buena decisión fue. Encontré a una tatuadora maravillosa que, sin duda, se ha convertido en mi favorita. Si sois de Madrid y buscáis un trabajo de calidad, no dudéis en preguntarme. En un momento habíamos hablado suficiente como para que me conociera un poco a mi y a mis gustos, buscamos referencias y me hizo un diseño personalizado hermoso de Medusa Pasé las siguientes horas hablando, riendo y disfrutando junto a La Caja de los Gritidos y Khan, mientras las agujas dejaban su marca en mis nudillos.

Como no podía ser de otra forma, perdí el tren que tenía reservado. Pero, siendo sincera, no iba a meter prisa a la artista que estaba haciendo algo tan visible, especial y lleno de significado. Compré billetes para el siguiente tren y regresé a casa a los brazos de Lul. Así llegamos a casa juntos a mis bichines, con el corazón lleno de recuerdos, la maleta llena, 2kg de cecina y una nueva obra de arte en la mano.

Gracias por tanto

Quiero agradecer de corazón a todas las personas que conocí y me acompañaron durante este viaje. Todos sois muy especiales para mí. Y, especialmente, a Sleepy, que estuvo conmigo todo el tiempo, haciéndome sentir en familia, arropada y segura.

¿Y ahora? ¿Cuál será nuestra próxima aventura?

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