Cuando cambiar da miedo
Dar el paso hacia algo nuevo, incluso cuando ya tienes una rutina sólida, puede dar miedo. En esta entrada te cuento cómo enfrento ese vértigo al cambiar mi manera de crear contenido.
INICIOSINNOVACIÓNCONSEJOS PARA CREADORESRRSSCREACIÓN DE CONTENIDO
5/6/20253 min leer
Hay algo tranquilizador en tener una rutina. Cuando llevas años haciendo las cosas de una manera, cuesta pensar que podría haber otra forma de hacerlo. Te acostumbras al ritmo, al contenido, al estilo, a la reacción de tu comunidad… y eso se convierte en una especie de refugio.
Durante tres años he mantenido una rutina bastante clara: de lunes a viernes, X horas al día, centrada en el mundo del gaming. De vez en cuando, alguna reacción a vídeos o algún que otro podcast, pero lo principal siempre ha sido jugar en directo. Ese era mi eje. Mi zona segura.
Pero el mundo del contenido no se queda quieto. Las plataformas cambian, las audiencias también, y lo que antes funcionaba perfectamente hoy puede que no tenga el mismo impacto. Y si a eso le sumas las ganas de explorar otros proyectos y formas de comunicar… pues ahí es donde empiezan los vértigos.
Hace poco tomé una decisión que llevaba meses rondándome la cabeza: abrir un segundo canal. Uno dedicado exclusivamente a Just Chatting, podcast, manualidades y charlas con el chat. Nada de gaming. Un canal con otro ritmo, otro tono, otro horario… otra cara de mí. Y eso implica reorganizarlo todo: pasar de cinco días en el canal principal a tres, y dedicar dos al nuevo, en horarios diferentes, con una energía diferente.
Y aunque estoy convencida de que quiero hacerlo, el miedo no desaparece. Porque no es solo el hecho de empezar algo desde cero. Es todo lo que implica: alejarse (aunque sea un poco) de aquello que sabes que funciona, adaptarte a un tipo de contenido con el que no tienes tanta soltura, hablarle a una comunidad que te conoce por algo concreto y ofrecerles algo nuevo sin dejar de ser tú.
A eso se suma el peso del branding, que para mí no es un detalle menor. Me importa mucho cómo se ve lo que hago, cómo se presenta. Así que hay que ajustar parrillas, colores, mensajes. Tengo que encontrar un equilibrio entre mantener mi imagen de marca y, al mismo tiempo, dar a entender que estos dos espacios son diferentes aunque los dos salgan de la misma cabeza.
Todo esto puede sonar muy estratégico (y lo es), pero debajo de todo hay emociones muy simples: miedo, inseguridad, vértigo, y también una pequeña chispa de ilusión.
¿Y cómo se sobrevive a este mareo?
Ojalá tuviera la respuesta perfecta. La verdad es que hoy es el primer día que arranco este nuevo camino, y todavía tengo un nudo en el estómago. No vengo a hablar desde la cima, sino desde mitad de la cuesta, con el vértigo bien presente.
Lo único que tengo claro es que no hace falta tenerlo todo bajo control para empezar. Que el miedo no desaparece por arte de magia, pero se vuelve un poco más pequeño cuando decides avanzar a pesar de él. Que puedes estar convencida de que este paso es el correcto... y aun así tener ganas de salir corriendo.
Hoy me enfrento a un directo distinto, en un canal recién nacido, con un contenido que se aleja de lo que siempre he hecho. Y sí, me tiembla todo. Pero también hay una chispa de emoción, como cuando sabes que algo nuevo está por empezar.
Así que no, no tengo la fórmula. Pero tengo la convicción de que hay que dar el salto incluso cuando las piernas tiemblan. Y eso, por ahora, me basta.
No hay una forma correcta de enfrentarse a esto. Algunas personas lo llevan con emoción, otras con ansiedad. Y todas están bien. Lo importante es que, si nace de ti y lo haces con ganas, eso se va a notar. Y, con el tiempo, también lo agradecerás.
Hoy empiezo un canal nuevo, y sí, sigo asustada. Pero también orgullosa. Porque dar pasos fuera de lo cómodo, aunque cueste, es también una forma de apostar por una misma.
Y puedo fracasar, puede salir todo mal, puede ser un desastre o simplemente pasar sin pena ni gloria. Pero desde luego no va a salir bien si no se intenta primero. A fin de cuentas, como dijo Charles Dickens: "Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender". ¿No es mejor arriesgarse a vivir algo que te encante y te haga disfrutar?



